Por las joyas y la calidad de su ropa, se ve que esta puta travesti maneja bastante pasta, y claro, disfruta de las cosas buenas de la vida. Su mayor afición es comer buenas pollas, gordas y grandes, y si para eso tiene que contratar un gigoló, pues así será. Claro que no uno cualquiera, sino un negro cachas y de gran verga que ande sobrado de carne por todos lados, ya me entiendes. Así, mientras demuestra su habilidad para las felaciones, aprovecha y se hace ella misma una paja… preparada para lo que sea que venga después.