No es que a esta chica transexual no le guste sentirse adorada y que le hagan muchas penetraciones anales, que además le encantan. Lo que pasa es que, de vez en cuando, le gusta sentir que tiene el poder con su pareja, y entonces es ella la que lo hace sentirse en las nubes con una larga sesión de sexo oral. La única condición es que él no puede tocarla, tiene que dejar trabajar a su boca.
Claro que hoy parece que realmente la cosa se alargaba demasiado, y tantas mamadas tan intensas pusieron al chico demasiado cachondo, sin poder seguir sentado dejándola a su antojo. Así que en un momento cambiaron las tornar, y la puso a perrito para acabar enculándola con todas sus ganas.