Parece que a la transexual negra no le ha llegado el momento de su operación de cambio de sexo, y todavía anda con ciertos tratamientos hormonales. Claro está, eso nada tiene que ver con las ganas de follar, claramente la zorra trans es una viciosa y no quiere dejar de comer pollas y penetrar culos. Pero ah, hay un complejo que no puede dejar de sentir, sobre todo si se le ocurre irse a la cama con una pareja como la de su amiga shemale. Y es que ella quiere tener un buen par de tetas, iguales o mayores que los pechotes que luce su compañera de cama.