Después de pasearlo por toda la ciudad como si fuera un perro fiel, esta rubia shemale llega a casa con su esclavo particular. En público, lo tiene haciéndolo todo tipo de recados y actividades que dejan claro que está sometido a ella. Y en privado… bueno, ya te imaginarás que en esos momentos sus humillaciones llegan a lo más alto, con esta transex degenerada. Sin embargo, en esta ocasión se ha portado muy bien, y el ama ha decidido darle un premio a su sumiso. Y ha consistido en una sesión de sexo oral: comerse las pollas les ha encantado a los dos, aunque la cerda transexual, como siempre, le ha obligado a una mamada extrema.